La división del trabajo según Adam Smith
Traduzco el capítulo I del libro I de la obra de Adam Smith, La Riqueza de las Naciones. He traducido parcialmente esta obra aquí.
UNA INVESTIGACIÓN DE LA NATURALEZA Y LAS CAUSAS DE LA RIQUEZA DE LAS NACIONES.
ADAM SMITH
LIBRO PRIMERO
DE LAS CAUSAS DE MEJORA DE LAS FUERZAS PRODUCTIVAS DEL TRABAJO Y DEL ORDEN DE ACUERDO AL CUAL SU PRODUCTO ES NATURALMENTE DISTRIBUIDO ENTRE LAS DIFERENTES CATEGORÍAS DEL PAÍS
CAPÍTULO I
1. DE LA DIVISIÓN DEL TRABAJO
Traducción de este enlace, de este enlace o de este otro enlace.
1.1 [El factor más importante para el progreso es la división del trabajo...] La mayor mejora en las fuerzas productivas del trabajo y la mayor parte de la habilidad, destreza y juicio con que es dirigido y aplicado el trabajo en cualquier parte del mundo, parecen ser los efectos de la división del trabajo.
[Se dice que la idea de la división del trabajo está inspirada en la última versión, la de 1729, de La fábula de las abejas, de Bernard Mandeville, y así lo recoge la nota n° 16 del capítulo 1 de la versión de Edwin Cannan de 1904, recogida en Library of Economics and Liberty en este enlace. También se cree que A. Smith leyó y se inspiró en esta obra].
[Se dice que la idea de la división del trabajo está inspirada en la última versión, la de 1729, de La fábula de las abejas, de Bernard Mandeville, y así lo recoge la nota n° 16 del capítulo 1 de la versión de Edwin Cannan de 1904, recogida en Library of Economics and Liberty en este enlace. También se cree que A. Smith leyó y se inspiró en esta obra].
1.2 [... que se observa mejor en las industrias que emplean pocos trabajadores.] Los efectos de la división del trabajo, en los negocios generales de la sociedad, se comprenderan con más facilidad considerando en que manera ésta opera en algunas de las manufacturas en particular. Comúnmente se cree que esta división del trabajo es llevada más lejos en algunas manufacturas insignificantes; pero no porque esta sea llevada al máximo en ellas más que en otras de más importancia: sino porque en esas manufacturas de poca monta, los objetos fabricados son destinados a satisfacer las necesidades pequeñas de un número pequeño de personas, y por ello, el número de trabajadores debe ser necesariamente pequeño [quizá en 1776 tubiera alguna lógica este argumento, pero en la actualidad, donde tenemos barcos que cargan varios miles de contenedores y que recorren medio mundo en dos o tres semanas, los alfileres pueden estar fabricados en China en una fábrica con miles de trabajadores, y en un mes estar en Madrid]; y aquellos empleados en cada una de estas ramas diferentes de la industria pueden ser reunidos en un solo taller y situados a la vista de un espectador solo. En aquellas grandes manufacturas, al contrario, que son destinadas a satisfacer las grandes necesidades de las amplias capas de la población, cada diferente rama emplea a tan gran número de trabajadores que es imposible situarlos todos juntos en el mismo taller. Rara vez podemos ver, de una vez, más que aquellos trabajadores empleados en una simple rama. Aunque en esas manufacturas, por consiguiente, la tarea puede ser dividida en un mucho mayor número de partes que en aquellas otras de naturaleza insignificante, la división no es tan obvia, y por consiguiente debe ser mucho menos perceptible.
1.3 [La división del trabajo se observa muy bien en la fabricación de alfileres, donde la productividad del trabajo se multiplica por 4.800 veces]. Tomemos, pues, el ejemplo, de una manufactura insignificante; pero una en la cual la división del trabajo haya sido a menudo observada: el oficio de la fabricación de alfileres; un trabajador, no educado en ese negocio (en el cual la división del trabajo ha dado un distinto rendimiento) o no habituado al uso de la maquinaria empleada en él, (la invención de la misma división del trabajo ha sido la causa de la existencia de esa maquinaria), quizás, con su máximo esfuerzo, puede hacer un alfiler al día y ciertamente no puede hacer más de veinte. Pero en la manera en que este negocio es realizado hoy en día, no sólo el trabajo entero es un oficio concreto, sino que es dividido entre un número de operaciones particulares, de las cuales, la mayor parte de ellas son además oficios peculiares. Un hombre desenrolla el alambre, otro lo endereza, un tercero lo corta, un cuarto le saca punta, un quinto lima la otra punta para recibir la cabeza; para hacer la cabeza se necesitan dos o tres diferentes operaciones; ponerla en su sitio es otra diferente; esmaltar los alfileres es otra tarea diferente; es incluso un oficio diferente ponerlo en un trozo de papel; y la importante tarea de hacer un alfiler es, de este modo, dividida en alrededor de dieciocho operaciones distintas, las cuales, en algunas manufacturas, son todas realizadas por distintas manos, aunque en otras el mismo hombre hace dos o tres de ellas. Yo he visto una pequeña manufactura de este tipo donde sólo habían empleados diez hombres, y donde algunos de ellos consecuentemente realizan dos o tres de ellas. Pero a pesar de que eran muy pobres, sin importar si están dotados de la maquinaria apropiada o no, cuando ellos se lo proponen hacen alrededor de 12 libras de alfileres en un día. En una libra hay algo más de cuatro mil alfileres de un tamaño mediano. Esas diez personas, sin embargo, podían hacer más de cuarenta y ocho mil alfileres en un día. Cada persona, sin embargo, haciendo la décima parte de los cuarenta y ocho mil alfileres, se podía considerar que hace cuatro mil ochocientos en un día. Pero si ellos hubiesen trabajado separadamente e independientemente y si ninguno de ellos ha sido adiestrado en esta peculiar tarea, ellos ciertamente no pueden hacer cada uno de ellos veinte, o quizás ninguno en un día; esto es, ciertamente, no la doscientos cuarenta ava parte, quizás no los cuatro mil ochocientos ava parte de lo que ellos son capaces de hacer, como consecuencia de la adecuada división y combinación de las diferentes operaciones.
1.4 [La división del trabajo no se aplica bien a la agricultura, porque los diferentes oficios agrícolas se realizan en distintas épocas del año]. En cualquier otra arte y manufactura, los efectos de la división del trabajo son similares a aquellos otros efectos que hay en una manufactura poco importante; sin embargo, en muchas de ellas, el trabajo no puede ser ni subdividido ni reducido a tan sumo grado de simplicidad operacional. La división del trabajo, sin embargo, tanto como sea posible introducirla en cada ocasión y en cada arte, proporciona un aumento de la productividad de la fuerza de trabajo. La separación de diferentes oficios y empleos de unos a otros parece haber tenido lugar como consecuencia de esta ventaja. Esta separación es desarrollada al máximo en aquellos países que disfrutan del mayor grado de laboriosidad y progreso. Las actividades que un hombre realiza en una sociedad primitiva son realizadas por varios en una sociedad desarrollada. En cada sociedad desarrollada, el granjero es solamente un labrador; los fabricantes nada más que manufactureros. El trabajo que es necesario para producir una unidad completa de manufactura es casi siempre dividido entre un gran número de manos. ¡Cuantas operaciones son empleadas en cada rama en la industria del lino y de la lana desde los cultivadores del lino y de la lana, pasando por los blanqueadores y los ablandadores del lino, hasta los secadores y vestidores de la ropa! La naturaleza de la agricultura, sin embargo, no admite tantas subdivisiones del trabajo, y ninguna completa separación de una tarea a otra, como la industria. Es imposible de separar tan radicalmente las tareas del vaquero del cultivador de cereales como las tareas del carpintero son separadas comúnmente de las del herrero. El hilandero es casi siempre una persona distinta del tejedor; pero el que ara, el que escarifica y el que siembra la tierra y el cosechador son, a menudo, la misma persona. El motivo para estas diferentes clases de trabajo no se subdividan es porque se aplican en diferentes estaciones del año, de modo que es imposible que un hombre sea constantemente empleado en una sola de ellas. La imposibilidad de separar completa y enteramente las diferentes tareas que comprenden la agricultura es quizás la razón por la que los progresos en la productividad de la fuerza de trabajo en la agricultura no guardan relación con los progresos de la manufactura. Las naciones más opulentas generalmente exceden a todos sus vecinos en agricultura a la par que en manufacturas; pero son más distinguidas por su superioridad en la segunda que en la primera. [Mi opinión es que esta última frase y todas las siguientes de este párrafo hasta el final del mismo se parece un poco (o mucho, según la opinión de cada uno) a la ventaja comparativa de David Ricardo, opinión que nunca he visto reflejada en ningún libro que trate sobre el tema]. Sus tierras están en general mejor cultivadas, y, produciendo más en relación a la extensión y fertilidad natural de la tierra. Pero su superioridad en la producción es rara vez mayor en proporción al número de labores y gastos. En agricultura, las labores agrícolas de los países ricos no son siempre muchos más productivas que la de los pobres, o al menos, no son mucho más productivas como es común en las manufacturas. Los cereales del país rico, por consiguiente, no siempre, en el mismo grado de calidad, llega al mercado más barato que el del país pobre [¿División internacional del trabajo?]. El cereal de Polonia es, en el mismo grado de calidad, tan barato como el de Francia, a pesar de la mayor opulencia y desarrollo del segundo país. El cereal de Francia, en las provincias productoras, es de tan buena calidad, y está muchos años casi al mismo precio que el de Inglaterra; sin embargo, en opulencia y desarrollo, Francia es quizás inferior a Inglaterra. Las tierras cerealistas de Inglaterra, sin embargo, están mejor cultivadas que las de Francia, y es sabido que las tierras cerealistas de Francia están mucho mejor cultivadas que las de Polonia. Pero a pesar de ser un país pobre, pese a inferioridad de su agricultura, Polonia puede, en alguna medida, rivalizar con los países ricos en precio y calidad de su cereal, pero no puede pretender ser competitivo en sus manufacturas; al menos en aquellas manufacturas adaptadas al suelo y a la situación del país rico. Las sedas de Francia son mejores y más baratas que las de Inglaterra porque las manufacturas de seda, al menos bajo los presentes altos aranceles sobre la importación de lana cruda, no se adaptan bien al clima de Inglaterra tanto como al de Francia. Pero los artículos de ferretería y las toscas lanas de Inglaterra son muy superiores en comparación a las de Francia, y mucho más baratas en el mismo grado de calidad. En Polonia, se dice que apenas hay manufacturas de ninguna clase, excepto unos pocos talleres manufactureros que fabrican aquellos productos bastos sin los cuales ningún país puede subsistir.
1.5 [Tres son los efectos de la división del trabajo, a saber...] El gran incremento de la cantidad de producto que es consecuencia de la división del trabajo, el mismo numero de personas son capaces de realizar, es debido a tres diferentes circunstancias; primero, el gran aumento de la destreza en todos los trabajadores; segundo, el ahorro de tiempo que normalmente se pierde al pasar de una tarea a otra; y por último la invención de un gran número de máquinas que facilitan y reducen el trabajo, y permiten a un hombre realizar el trabajo de muchos.
1.6 [1.- la mayor habilidad de la mano de obra]. Primero, la mejora en la habilidad del trabajador necesariamente aumenta la cantidad de producto que puede realizar; y la división del trabajo, al reducir las tareas a una sola operación, y al hacer de esta operación el único trabajo de su vida, necesariamente incrementa mucho más la habilidad del trabajador. Un herrero común quién, a pesar de estar acostumbrado a usar el martillo, pero que nunca lo ha utilizado para hacer alfileres, y si en algunas ocasiones en particular puede verse obligado a hacerlo, me dicen que será capaz de hacer dos o trescientos alfileres en un día, y de muy mala calidad. Un herrero acostumbrado a hacer alfileres, pero cuya única o principal tarea no ha sido otra más que la de hacer alfileres, puede rara vez con su mayor diligencia hacer más de ochocientos o un millar en un día. He visto varias veces chicos menores de veinte años que nunca se ejercitaron en otra área que la de hacer clavos, y quienes pueden ejercitarse ellos mismos, pueden hacer más de dos mil trescientos en un día. Sin embargo, la tarea de hacer clavos no es las más simple de las operaciones. La misma persona sopla el fuelle, remueve o alimenta el fuego cuando es necesario, calienta el hierro, y forja cada parte del alfiler: al forjar la cabeza también está obligado a cambiar de herramientas. Las diferentes operaciones en que se subdivide la fabricación de la punta y el botón de metal, son todas mucho más simples y, en general, la habilidad de la persona que dedica la vida entera a esta tarea, es mucho mayor. La rapidez con que algunas de estas operaciones es realizada por estos operarios excede, para aquellos que nunca lo han visto antes, lo que podrían soñar.
1.7 [2.- el ahorro de tiempo al no pasar de una tarea a otra]. Segundo, la ventaja que es obtenida ahorrando tiempo pasando de una operación a otra es mucho mayor de lo que a simple vista somos capaces de imaginar. Es imposible pasar muy rápidamente de una operación a otra que es realizada en diferente lugar y con diferentes herramientas. Un tejedor campestre, el cual cultiva una pequeña granja, debe perder una buena cantidad de tiempo pasando del telar al campo y del campo al telar. Cuando las dos tareas pueden ser realizadas en el mismo taller, la pérdida de tiempo es, sin duda, mucho menor. Este caso es, sin duda, muy común. Un hombre pierde un poco el tiempo al pasar de una tarea a otra. Cuando empieza la nueva tarea raras veces se muestra entusiasta y vigoroso. Su mente, como se suele decir, no está en la labor y más bien juega que se aplica al buen propósito. El hábito de la indolencia y del descuido, el cual es natural y necesariamente adquirido por cada trabajador del campo que se ve obligado a cambiar de tarea y de herramientas cada media hora y usar su mano en veinte diferentes tareas casi cada día de su vida, le convierten casi siempre en un hombre perezoso y vago, e incapaz de ningún trabajo vigoroso, e incluso bajo presión. Independientemente, por lo tanto, de su carencia de destreza, esta causa por si sola debe siempre reducir considerablemente la cantidad de trabajo que es capaz de realizar.
1.8 [3.- El empleo de la maquinaria adecuada, que parece se debe a la aplicación de la división del trabajo, a veces son inventadas o mejoradas por los propiso trabajadores que las usan...]. En tercer y último lugar, todo el mundo debe conocer la cantidad de trabajo que es facilitado por la aplicación de la maquinaria adecuada. Es innecesario dar un ejemplo. Sólo diré que la invención de todas aquellas máquinas que facilitan la tarea parece que deben su existencia a la división del trabajo. Los hombres son mucho más propensos a descubrir métodos más fáciles cuando la atención de sus mentes está dirigida hacia un simple objeto que cuando es disipada entre una gran variedad de cosas. Por eso, a consecuencia de la división del trabajo, toda la atención de un hombre es dirigida naturalmente a sólo un objeto. Naturalmente se espera que uno o varios que están empleados en cada rama o tarea particular encuentren maneras más fáciles y rápidas de realizar su propio trabajo, independientemente de que la naturaleza de este acepte dichas mejoras. Una gran parte de las máquinas hechas para esas manufacturas en que el trabajo es comúnmente subdividido fueron originalmente las invenciones de trabajadores corrientes, los cuales, siendo empleados en alguna tarea muy simple, naturalmente volvió sus pensamientos en encontrar métodos más fáciles y productivos de realizarlo. Quién acostumbre a visitar estos talleres frecuentemente le serán mostradas muy bonitas máquinas, las cuales son invenciones de tales trabajadores para facilitar y realizar más rápido su parte del trabajo. En las primeras máquinas de vapor un chico era constantemente empleado para abrir y cerrar alternativamente la comunicación entre la caldera y el cilindro, cuando el pistón subía o bajaba. Uno de estos chicos, a quién le encantaba jugar con sus compañeros observó que, atando una cadena de la manilla a la válvula se abría la comunicación a la otra parte de la máquina, la válvula se abriría y cerraría sin asistencia, y le dejaría a él con libertad para divertirse con sus compañeros. Una de las grandes mejoras que ha sido hecha en esta máquina desde que fue inventada fue el invento de un chico que quiso ahorrase trabajo. [Si comparamos este párrafo con los 0.3 y 0.6 vemos que hay una gran contradicción. A lo largo de toda la obra Smith plantea que el aumento de la productividad tiene que ver con "la destreza, habilidad y juicio" de los obreros, pero en este capítulo plantea que la productividad del trabajo también depende del empleo de máquinas y de su modo de funcionamiento (relea el caso del chico que quiso ir a jugar].
1.9 [... o por los fabricantes o por los filósofos]. No todas las mejoras en la maquinaria, sin embargo, han sido las invenciones de aquellos que han tenido la ocasión de usar las máquinas. Muchas mejoras han sido hechas por el ingenio de los fabricantes de máquinas cuando la fabricación de las mismas se convirtió en un negocio específico; otros inventos se debió a los que son llamados filósofos u hombres de especulación, cuya actividad es no hacer nada, sino observarlo todo; y quienes, son a menudo capaces de combinar juntos los poderes de los objetos más distantes y disímiles. En el progreso de la sociedad, la filosofía y la especulación se convierten, como cualquier otro empleo, el principal o único comercio y ocupación de una clase particular de ciudadanos. Como cualquier otro empleo también, está subdividido en un gran número de diferentes ramas, cada una de las cuales proporciona educación a una peculiar tribu o clase de filósofos; y esta subdivisión de ocupaciones en filosofía, al igual que en cualquier otro tipo de ocupaciones, mejora la habilidad y ahorra tiempo. Cada individuo se vuelve más experto en su propia rama, más trabajo se realiza en el conjunto y se incrementa considerablemente la cantidad de ciencia. [En este párrafo y el anterior el autor trata de explicar la mayor productividad de la mano de obra derivada de la aplicación de la maquinaria, pero al mismo tiempo no le reconoce la productividad del capital físico, lo que es totalmente contradictorio].
1.10 [La división del trabajo, que es la causa de la mayor riqueza, llega a los más pobres. Este mismo argumento usó Ronald Reagan para bajar los impuestos a los ricos en 1981. Se produce un excedente que el trabajador puede disponer libremente]. Como consecuencia de la división del trabajo, que produce la gran multiplicación de las diferentes artes, en una sociedad bien gobernada, en ocasiones la opulencia general se extiende a las capas más bajas de la población. Cada trabajador posee una gran cantidad de su propio trabajo, y el excedente que sobra de cubrir sus propias necesidades, puede disponerlo libremente; y como todos los demás trabajadores están exactamente en su misma situación, el trabajador puede intercambiar una gran cantidad de su propia mercancía por el precio de una gran cantidad de la de los otros. El trabajador les suministra abundante trabajo cada vez que tiene ocasión de hacerlo, y ellos, a su vez, le satisfacen con mercancías cada vez que tienen ocasión para ello, y una abundancia general se difunde por todos las diferentes capas de la sociedad.
1.11 [Hasta el artículo más tosco y simple es el producto de un gran número de trabajadores]. Observe el progreso de los más comunes trabajadores y jornaleros en un país civilizado y pujante y percibirás el número de personas que forma parte de una industria, pero una parte bien pequeña han sido empleados en procurarle este progreso. El abrigo de lana, por ejemplo, que cubre al jornalero, tan áspero y tosco como aparenta, es el producto de la labor conjunta de una multitud de trabajadores. El pastor, el clasificador de la lana, el cardador de la lana, el que la colorea, el hilador, el centrifugador, el tejedor, el batanero, el que cose, el sastre, con muchos otros deben unir todas sus diferentes artes para completar incluso la producción menos atractiva. ¡Cuantos comerciantes y transportistas además han sido empleados para transportar los materiales desde unos trabajadores a otros que a menudo viven en diferentes partes del país! ¡Cuanto comercio y navegación en particular, cuantos navieros, marineros, fabricantes de velas, de sogas han debido ser empleados para reunir las diferentes drogas que usa el tintorero, las cuales frecuentemente vienen de los rincones más remotos del mundo! ¡Que gran variedad de trabajo se necesita, también, para producir las diferentes herramientas del trabajador medio! Y que decir de semejantes máquinas complicadas como el barco del marinero, el molino del centrifugador o incluso el telar del tejedor nos lleva a considerar la variedad de trabajo que es necesaria para construir la más simple de la maquinaria, las tijeras con las que el pastor esquila las ovejas. El minero, el constructor del horno para fundir el mineral, el vendedor de la madera, el carbonero para ser usado en el horno, el ladrillero, el albañil, el hombre que cuida del horno, el molinero, el que fragua el metal, el herrero, todos ellos deben unir sus diferentes artes para producir las máquinas. Pasemos a examinar, del mismo modo, todas las diferentes partes de su vestimenta y el mobiliario de su hogar, la basta camisa de lino que viste próxima a su piel, el calzado que cubre sus pies, la cama en la que yace y todas las diferentes partes que la componen, la parrilla donde cocina sus viandas, el carbón que prepara con tal propósito, extraído de las entrañas de la tierra y llevado hasta él quizás por un largo trayecto por mar y tierra, todos los otros utensilios de su cocina, todos los utensilios de su mesa, los cuchillos y tenedores, los platos de peltre o de barro en los cuales el sirve y divide sus vituallas, las diferentes manos empleadas en preparar su pan y su cerveza, la ventana de cristal que permite entrar el calor y la luz y mantiene afuera el viento y la lluvia, y todo el conocimiento y arte necesarios para preparar este hermoso y feliz invento, sin las cuales estas norteñas partes del mundo difícilmente podrían proveerse de un muy confortable alojamiento, junto a las herramientas de los diferentes trabajadores empleadas para producir estas diferentes comodidades; si examinamos, como digo, todas estas cosas y consideramos la variedad de trabajo empleado en cada una de ellas, entenderemos que sin la asistencia y la cooperación de muchos miles, la persona más mezquina en un país civilizado no puede suministrarse, incluso de acuerdo con lo que, erróneamente imaginamos, como una manera tosca y simple de alojamiento.1.11 [La desigualdad social no es tan grande en los países civilizados como es en los atrasados]. Comparado, incluso, con la más extravagante lujuria de los más grandes, su alojamiento, sin duda, debe parecer extremadamente simple y sencillo, y aún siendo esto cierto, si lo comparamos con el alojamiento de un príncipe europeo, que no siempre excede tanto del de un industrioso y frugal campesino, como el alojamiento de este último excede del de muchos reyes africanos, que son dueños absoluto de las vidas y libertades de diez mil salvajes desnudos.
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Para más información, véase división del trabajo y división internacional del trabajo, fordismo y taylorismo.
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